Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

11 mayo 2014

JUAN PÉREZ LÓPEZ "EL MAESTRO"




    En esta nueva entrada, que responde a ese nuestro particular empeño de rescatar del olvido a históricos militantes del anarcosindicalismo campesino de la población cordobesa de Castro del Río y sus contornos, nos detendremos en la figura de Juan Pérez López. En los padrones municipales de Castro del Río consultados aparecen dos individuos con igual nombre y apellidos, ambos jornaleros y de similar edad, por lo que omitimos fecha de nacimiento y de defunción, que desconocemos.
    Debió de iniciarse en el sindicalismo, como otros muchos, en el seno del Centro Instructivo de Obreros creado en mayo de 1910.
    En 1912 aparece su nombre entre una larga relación de sindicalistas castreños que aportan su modesta contribución económica para ayudar a los presos sometidos a proceso judicial por los “Sucesos de Cullera”.



    El ecijano Manuel Pérez y Pérez, tras fracasar en su intento de establecerse con una Escuela Racionalista en el segundo departamento de La Carlota en unión de su prima Ángeles Montesinos, inicia una gira de propaganda por la comarca sindicalista. El primero de noviembre de 1913 recala en Castro del Río donde se organiza un mitin y una velada en su local social. En ambos actos intervino Juan Pérez López:

    “Todos los oradores, después de propagar la acción directa y combatir a la farsa política, fueron muy aplaudidos por una concurrencia que escuchó con gran atención. Todos quedaron muy complacidos, asistiendo numerosas mujeres que salieron entusiasmadas al oir las sinceras palabras de los oradores que se condolieron sentidamente del estado de ignorancia y esclavitud en que se halla sumida la mujer en nuestros días para baldón y oprobio de los que tan poco se han interesado por el bien de la raza humana”

(De la crónica remitida por el propio Manuel Pérez a Tierra y Libertad)

    Durante el carnaval del año 1914, coincidiendo con las vísperas de las elecciones a diputados a Cortes, el carismático José Sánchez Rosa recala una vez en la villa de Castro del Río. En la noche del 23 de febrero celebra una velada en la sede del CIO-SOV y un acto de reafirmación sindical al día siguiente, en el que, como venía siendo costumbre, se terminaría solicitando a los poderes públicos la libertad de los detenidos y procesados por cuestiones sociales. Le precedieron en el uso de la palabra Francisco Cabello Jurado, natural de Herrera (Sevilla), organizador del sindicalismo campesino en aquella localidad, y  la joven argentina Isabel Hortensia Pereyra, recién llegada a Castro del Río junto a su compañero Salvador Cordón para hacerse cargo conjuntamente de su Escuela Racionalista. Entre el cada día más nutrido grupo de oradores locales que peroraron en aquel acto encontramos ya el nombre de Juan Pérez López, junto al de Antonio Pérez Rosa, Bartolomé Millán Millán, Antonio Camargo Algaba o Pedro Algaba Salido. 
    En 1915 se mueve en la órbita del activo Grupo Anarquista Alas de Castro del Río, constituido a instancias de Antonio Pérez Rosa y Salvador Cordón. Por informes de control policial practicados por la autoridad local conocemos que su nombre se hallaba entre quienes se reunían por las noches en el Centro Obrero con Antonio Loredo, que llegó algo enfermo, durante los días previos al acto “Pro-Presos de Cenicero” celebrado en junio de ese mismo año.
    Juan Díaz del Moral lo incluye entre la amplia nómina de literatos campesinos cuya firma solía aparecer estampada en los periódicos ácratas.
    Al estallar la conmoción del Trienio Bolchevista (1918-1920) participa activamente en las luchas del periodo, bien como integrante de la junta directiva del Centro Obrero o formando parte de las diferentes comisiones de huelga que se fueron sucediendo durante el mismo.


    Cuando a principios de 1919 una comisión del Instituto de Reformas Sociales recala por tierras cordobesas para elaborar un informe sobre “El problema agrario en la provincia de Córdoba”, Juan Pérez López, ocupaba la presidencia del Centro Obrero. La típica desconfianza hacía cualquier iniciativa que emanara del Estado determinaría una pronta, sucinta y educada respuesta:

    Excmo. Sr. Presidente del Instituto de Reformas Sociales.

    La presente tiene por objeto poner de relieve, categórica y escuetamente, la contestación al cuestionario que se nos envía, y que es como sigue: que nuestros principios son antagónicos a las cláusulas de dicho cuestionario, y que, por lo tanto, no nos podemos reconciliar; no podemos dar opiniones, absolutamente ninguna. Es cuanto tenemos que comunicar con respecto al mencionado cuestionario. Este su afectísimo servidor, el Presidente, Juan Pérez López.

    Castro del Rio a 14-2-1919.


     En noviembre de 1919 sería detenido y trasladado a la cárcel de Montilla junto a Dionisio Quintero y otros, por formar parte de la comisión de huelga planteada a la espera de un acuerdo sobre las bases por las que habían de regirse los trabajos de invierno.
     Entre los días 10 y 18 de diciembre de 1919, recién recuperada la libertad, asiste, formando parte de una numerosa delegación de la comarcal de Castro del Río, al II Congreso de la Confederación Nacional del Trabajo celebrado en el Teatro de la Comedia de Madrid. Fue él quien ostento la representación del CIO-SOV de Castro del Río, y no Dionisio Quintero como por error sosteníamos en la aproximación biográfica que le dedicamos. El castreño Fructuoso García Merino actúo como delegado de la S.O.V de Baena, Rafael Peña por la Sociedad de Agricultores de Espejo, Demófilo Villatoro por los Artesanos y Oficios Varios de Espejo, Tomas Martínez por la S.O. La Armonía de Bujalance, Juan Moyano por la S.O. La Luz de Cañete de las Torres, mientras que el veterano maestro espejeño Clodoaldo Gracía representaría al Centro Obrero de Fernán Núñez.

    En la primavera del año 1922 hace su primera incursión en la literatura de corte libertario. Un drama social, en cuatro actos y seis cuadros, que lleva por título "El Obice que mata", que al parecer contó con el patrocinio editorial del Centro Instructivo de Obreros:

Redención de Alcoy (14 de abril de 1922)

    No volvemos a tener noticias suyas hasta el año 1924. Durante el mes de diciembre de 1924 los obreros de Bujalance celebraron una velada teatral en el Salón Moderno, en la que un grupo de aficionados pusieron en escena un drama en cuatro actos, titulado “Recompensa a una traición” Según en el programa de mano “original del vecino actualmente de esta población y natural de Castro del Río, Juan Pérez López.
     La crónica remitida al diario la Voz por el corresponsal en la localidad, de alguna manera, viene  cuestionar estas voluntariosas manifestaciones de cultura proletaria:

   “En lo que se refiere al valor literario de la obra, no hemos de sentar nuestra opinión particular; ello sería desmentir los aplausos que prodigamos a la terminación de cada acto. Únicamente consignaremos estas palabras, de un espectador, cogidas al salir. ¿Qué se le puede pedir más? El pobre ha hecho lo que ha podido. Hay que aplaudir su buena fe…Estamos conformes. Y no añadimos ni una palabra más”.

    El resto de la crónica se lo dedica a elogiar a la primera actriz, "la linda y simpática señorita Conchita Puerto, que desempeño de manera admirable su papel". Destaca su participación en la interpretación de un cuplé en actitud de canzonetista: “Un cuplé ramplón, pero que al pasar por los labios de tan linda muchacha, se hizo hermoso y sentimental”.

(La Voz de Córdoba de 2 de diciembre de 1924)




   Por estas fechas le suponemos ya relacionado con la Escuela dependiente de la Sociedad de Oficios Varios “La Armonía” de Bujalance, cuya apertura había sido autorizada en vísperas del golpe de estado del general Primo de Rivera:


El Defensor de Córdoba (28 de junio de 1923)

    Contagiado de esa especial fiebre por la escritura despertada en los medios libertarios vería la luz un segundo folleto de su autoría: “Lo que puede el amor”. Publicado a mediados de los años veinte dentro de una colección de novelas y ensayos, de una extensión común de 32 páginas a 15 céntimos, titulada La Novela del Pueblo (Publicaciones Mundial -Talleres Gráficos Costa de Barcelona). Dentro de la misma aparecen trabajos de otras plumas relacionadas con el movimiento obrero anarquista cordobés: Dionysios (Antonio García Birlan), Salvador Cordón, Isabel Hortensia Pereyra, David Díaz o Antonio Verdú Suarez.





    De su labor callada al frente de la Escuela patrocinada por el Centro Obrero de Bujalance y de su afición por el teatro no volvemos a tener noticias hasta una vez proclamada la II República.



   Bujalance (semanario defensor de los intereses locales), en uno de sus primeros números le dedica un reportaje al Centro Obrero. Dentro del mismo encontramos una pequeña semblanza sobre nuestro protagonista:

    “Mi entrada en el Centro Obrero, produce cierta expectación. Voy solo. La animación es extraordinaria. Me miran. Estoy materialmente rodeado de campesinos, de obreros, de seres sencillos que se ganan la vida con el sudor de su trabajo. Muchos me conocen y me saludan respetuosamente. Inquiero si está Francisco Labrador, el Presidente y me contestan que lo están esperando de un momento a otro. Pregunto por el maestro, por el compañero y van a buscarlo. Me lo presentan.
    Juan Pérez López es un hombre que inspira confianza desde el primer instante. Afable, sencillo, modesto. Un hombre de vida ejemplar y admirable: un verdadero apóstol de la cruzada societaria y cultural. Charlamos. Charlamos del problema escolar, coincidiendo ambos en el abandono en que se encuentra en Bujalance por el poco interés de los padres y por la escandalosa movilidad de los niños que les impide una asistencia regular y metódica.
    Recorremos las dependencias del edificio. En el salón biblioteca, observo que el armario está casi vacío de libros. Buena señal. Señal de que hay afición a la lectura. En todas las habitaciones, mucho público de los gremios respectivos. Hablan, leen, discuten, pero con orden, sin gritos detonantes”.

    Termina con el ofrecimiento de las columnas de Bujalance al compañero Pérez, que agradecido, anuncia el envió inmediato de unas cuartillas.



   En Bujalance pasó lo mismo que en Castro del Río. El abstencionismo promovido desde las filas ácratas y el engrase de la tradicional maquinaria del caciquismo permitió que las elecciones municipales del 12 de abril las ganaran por mayoría los monárquicos. Los respectivos candidatos republicanos, que presidieron las comisiones gestoras provisionales tras el advenimiento de la República, no pudieron legitimar sus cargos hasta repetido el proceso electoral, en el que presumiblemente debieron de contar con el puntual apoyo del voto anarcosindicalista.
   Esa armónica convivencia entre el republicanismo político y los obreros de Bujalance, que aflora en la entrevista, duraría relativamente poco tiempo. Trabajos firmados por Juan Pérez López, Juan Pérez o Juan “a secas”, pese a su actitud crítica contra el régimen republicano, defendido por los patrocinadores y redactores del semanario, seguirían apareciendo entre sus páginas.
   Sirvan, como ejemplo, estas sencillas reflexiones incluidas dentro de una columna suya titulada Pensamientos:

  “La esclavitud en todas sus manifestaciones, constituye una de las mayores monstruosidades de nuestro mundo, pues mientras ésta persista, no habrá Paz en la Tierra, y menos aún, la tan cacareada Libertad, Igualdad y Fraternidad”.



    Durante los primeros meses del periodo republicano goza de gran prestigio en el seno de la S.O. La Armonía, aunque no formó parte nunca de las Juntas Directivas que se van sucediendo. Por sus dotes de oratoria su presencia era casi obligatoria en cuanto acto público o asamblea celebraba la sociedad.    
     Bajo la presidencia de Francisco Rodríguez Muñoz “Jubiles” y con la asistencia de unos 600 asociados, el 31 de marzo de 1931 se celebró una magna asamblea en la que Juan Pérez López “El Maestro” dio cuenta al auditorio de los acuerdos de los plenos comarcal y provincial celebrados en Sevilla días antes.
     Lleva la representación de “La Armonía” y la del C.O. de la vecina localidad de Cañete de las Torres al multitudinario Congreso Extraordinario de la Confederación Nacional del Trabajo, celebrado del 10 al 17 de junio de 1931 en el Teatro Conservatorio de Madrid.

   Atendiendo a una de las principales consignas que salieron de aquel congreso, la reactivación de la propaganda, en diciembre de 1931 visita la comarca sindicalista el veterano Mauro Bajatierra Morán, que interviene en actos organizados en Córdoba y Castro del Río.
   El celebrado en Córdoba (27 de diciembre), sirvió para inaugurar el nuevo domicilio social de los sindicatos afectos a la C.N.T, instalado en la calle Jesús María. Además de Bajatierra, se dieron cita en él Rafael Peña García y Emilio Calderón de la Confederación Regional Andaluza. Acudieron representantes de los diferentes pueblos de la provincia, entre los que se encontraba Juan Pérez López de Bujalance, que en su discurso dijo:
   
  “Que al hablar por primera vez en Córdoba, se alegraba de hacerlo en un local que antes fue antro de superstición y fanatismo, y que a partir de ahora va a estar dedicado a luchar por la humana emancipación”.


    En Castro del Río, Mauro Bajatierra se reencuentra con sus viejos camaradas, que tan bien lo habían acogido un año antes y con quienes trabajara mano a mano en tareas de reorganización. José Dios “El Decano”, que actuó como presidente del típico acto de afirmación sindical, fue concediendo sucesivamente la palabra a los compañeros Bartolomé Montilla Ruz, Luis Úbeda de Nueva Carteya, Redondo, Juan Pérez y Mauro.
    Juan Pérez López, que volvía a ejercer de tribuno ante sus paisanos, aprovechó para dirigirse a los obreros republicano-federales de Castro del Río, “que con tanta buena fe creyeron que la Republica iba a mejorar su situación de esclavos, e intenta  demostrarles, que si tiranizados estaban por la Monarquía despótica e inhumana de los Borbones, no menos explotados son ahora con esta República de Trabajadores”. Defiende su aserto, remitiéndoles a los hechos ocurridos recientemente en Bujalance, “donde la guardia civil ha empleado con los obreros campesinos el proceder más inquisitorial que imaginarse puedan los hombres de corazón generoso de esta desdichada tierra”.
    Se refiere a unos sangrientos sucesos acaecidos en Bujalance el 14 de noviembre de 1931, durante una huelga en la que el sindicato local se había mostrado remiso a la aceptación de los mecanismos oficiales de conciliación (Jurados Mixtos) implantados por la legislación republicana. Una reyerta navajera entre gitanos en la plaza pública, una concentración de indignación popular (motín) y una carga con disparos de la guardia civil, se saldó con un vecino muerto y cuatro heridos. Entre la versión oficial recogida por la prensa republicana y la del sentir obrero, introducida en contexto por Ildefonso Coca en un artículo publicado en El Luchador de Barcelona, se aprecian sustanciales diferencias.



    Después de este necesario inciso, retomemos la trayectoria de nuestro protagonista.
    En  junio de 1932, con escasa asistencia, se celebraba una reunión en Bujalance con la finalidad de dar los pasos oportunos para edificar un nuevo, moderno y espacioso teatro con el que cubrir las necesidades en materia de cultura de la población. Se conforma una comisión gestora y otra administradora para intentar llevar a buen puerto la iniciativa. Juan Pérez López, por su vocación cultural  y como representante del Centro Obrero, se integra dentro de las mismas.
    La iniciativa sería reformulada meses después como “Liceo Góngora”, sociedad que nacía con un marcado carácter cultural y que se proponía, entre otras cosas, la creación de una biblioteca pública y la construcción de un teatro o sala de actos. El nombre de Juan Pérez López aparece estampado junto al del alcalde Cristóbal Girón entre los componentes de la junta administradora.
   No volvemos a tener noticias de dicho Liceo. 
   En una asamblea celebrada en el mes de julio de 1932 es elegido para comparecer ante el Sr. Juez al objeto de intentar recabar la libertad de quienes se hallaban presos por su participación en la huelga iniciada en el mes de mayo. 


     El 1º de noviembre de 1932, la Sociedad de Oficios Varios “La Armonía”, que había acometido reformas en su local social, inauguraba un salón-teatro con capacidad para 700 espectadores (de enea). La apertura estuvo a cargo del Cuadro Artístico de la propia sociedad, que puso en escena un drama social en tres actos titulado “Los nuevos románticos”, original de Felipe López y Lázaro GarcíaLe siguió la representación un juguete cómico (¿Qué escándalo?) El aficionado y decorador Barchino leyó unos versos titulados ¡Pobre España! . Se remataba la función con un cántico dedicado “A los hermanos de la cuenca del Llobregat”. Juan Pérez López, maestro del Centro Obrero, actúo como director escénico. Entre el elenco artístico aparece un “José Pérez” que creemos debe ser su hijo.


    La crónica, publicada por semanario Bujalance, califica de magnífica la velada literario- artística celebrada y la considera precursora de un ciclo de otros muchos actos culturales venideros.  
    La desaparición de Bujalance, a principios de 1933, las frecuentes clausuras con motivo de las huelgas y la nula cobertura informativa, que los respectivos corresponsales locales de la prensa provincial le prestan a este tipo de iniciativas culturales, nos impide conocer nuevos detalles sobre la labor desarrollada en este espacio escénico de butacas de enea. En él se celebraron numerosos actos públicos y asambleas sindicales hasta que el Centro Obrero se viera afectado por un nuevo y largo periodo de clausura con motivo de "los sucesos revolucionarios” de diciembre de 1933.
     Sobre lo ocurrido durante aquellos convulsos días del mes de diciembre en Bujalance y sobre la presunta "aplicación de la ley de fugas" a Antonio Milla Salas y José Porcel Pulido, presidente y secretario de la S.O. “La Armonía”, refugiados y detenidos en la vecina localidad de Porcuna (Jaén), véanse los enlaces.   
     Para quienes se les pueda despertar la curiosidad les remitimos a dos trabajos: La II República en Bujalance (1931-1936) y Las luchas libertarias del campesinado.
    La editorial Plus Ultra, patrocinada por el grupo anarquista “Los Iguales” de Madrid y Mauro Bajatierra, publicó un folleto firmado por Juan del Pueblo (seudónimo de Bajatierra ?) , con el sugestivo título: “Los sucesos revolucionarios de Bujalance. Narración verídica y exacta de quienes fueron másque testigos. Una semana de revolución y un mes de barbarie gubernamental”.



     El dinero obtenido con su venta iba destinado sufragar los procesos judiciales del centenar largo de militantes obreros encerrados desde un principio en una hacinada cárcel de Bujalance.
    Entre ellos se encontraba Juan Pérez López “El maestro”. En prensa de tan dispar línea editorial como ABC (monárquico) o La Libertad (republicano) se le acusaba de hacer armas contra la fuerza pública y de impartir lecciones que se basaban en negar la existencia de Dios y de maltratar a los alumnos que no le hacían caso. Sus enseñanzas, basadas en los principios racionalistas de la Escuela Moderna propagados por Ferrer i Guardia, si eran puestas en práctica con consecuencia debían de alejarse bastante mucho de esa acusación de maltrato

   “Según Ferrer, la educación no puede ser dogmática ni basada en dogmas ni prejuicios, y debía aceptar los métodos de la ciencia, desterrando todo lo que no se puede demostrar por el método científico. La libertad era considerada un valor fundamental, se procuraba la igualdad de todos, niños y niñas, que ese educaban juntos, se rechazaba el espíritu competitivo y por lo tanto toda imposición, exámenes, premios y castigos”.

   Aunque en la práctica, la mayoría de estas escuelas terminaban pecando de dogmatismo o sectarismo, hemos de equipararlo al puesto en práctica por cualquier otro credo político o religioso en aquel contexto. Mientras que dese estos establecimientos se adoctrinaba sobre la libertad, la dignidad y se fomentaba una actitud de permanente rebeldía ante las injusticias sociales, desde otros, presididos por un Sagrado Corazón o un Crucificado, se apostaba por la resignación cristiana que permitía la armónica convivencia entre explotados y explotadores.
    En los carnavales de Castro del Río del año 1934 los sucesos de Bujalance y la detención de su paisano Juan Pérez afloran en las típicas letrillas:

En Bujalance la ira estalló.
Prenden a Juan Pérez y más de cien
¡Obreros alerta,
la ley de fugas los mató!

    Por la prensa conocemos que en enero de 1934 a Juan Pérez López y a otro individuo llamado Juan Castilla “El Sargento”, ambos detenidos el 16 de diciembre, les sería impuesta una multa por valor de 20.000 pesetas. Detenido y privado de los modestos ingresos, que durante diez años le proporcionaron el óbolo diario aportado por los alumnos que asistían a su escuela, desconocemos si pudo hacer frente a la sanción económica.
    Tras una larga instrucción, el Consejo de Guerra encargado de juzgar aquella causa se reunió por fin en Córdoba durante los primeros días de diciembre de 1935. Actuó de presidente el honorable Coronel de Artillería don Ciriaco Cascajo. Entre los vocales se hallaba el capitán Ramón Gallo Ruiberriz de Torres, hijo de Porcuna y primo hermano del capitán Gallo, sublevado en Jaca en 1930, que durante la República tuvo una calle rotulada con su nombre en Bujalance. El nombre de Juan Pérez no aparece entre quienes se sentaron en el banquillo. Es posible que con aquella sanción económica se le desvinculara definitivamente de la causa.
    No volvemos a tener noticias sobre él. Desconocemos si amedrentado o prisionero de sus propias dificultades económicas terminaría abandonando la militancia activa. Las mismas lagunas persisten con respecto a su devenir durante la guerra civil y sobre de qué manera pudo afectarle la posterior represión franquista. No le hemos encontrado en las listas de prisioneros o ajusticiados. Su nombre común dificulta la tarea. La única y última referencia que tenemos sobre él procede de un incierto y dudoso testimonio oral recabado en Castro del Río, que refiere que pudo eludir la represión fijando su residencia en un pueblo de la provincia de Córdoba o Sevilla, y que se ganó la vida profesionalmente como barbero. Como es posible que en la memoria de los actuales habitantes de Castro del Río y Bujalance, pudiera conservarse alguna referencia aislada sobre él, incluso hasta alguna muestra gráfica de su actividad docente y cultural, es por lo que invocamos la ayuda necesaria que nos permita completar este recorrido por su trayectoria vital.
    Juan Pérez  fue un sindicalista consecuente con una ideología tildada de insurreccional por los gobiernos y las gentes de orden de su época. De insurrectos y desafectos como él está muy necesitado el sindicalismo de nuestros días. 
    Hemos considerado oportuno terminar con un escrito suyo en el que se abordan cuestiones relacionadas con la truncada Reforma Agraria, una de las grandes sombras del periodo republicano. Está fechado en el verano de 1932, cuando ya empezaba a cundir el desanimo al respecto:

   “Es triste lo que sucede en el Congreso siempre que se ponen a discutir la Reforma Agraria; no parece que sea cosa que interese a la nación, y sin embargo, la tal Reforma, de seguro que es lo más interesante para nuestra economía y para la tranquilidad de los muchos que padecen por falta de trabajo. Está paralizada debido a la indecisión de muchos que saben que la tierra de la que disponen les debía ser arrebatada ya que desconocen el origen de su propiedad.
    La Reforma Agraria tiene tal importancia si se hace en la forma debida, sería la salvación de España, su tranquilidad y la única forma de solucionar el paro que nos mantiene en constante zozobra. Si no se hubiese hablado tanto de ella tal vez no se encontraran hoy sin cultivar muchos terrenos que lo están por la desconfianza de sus presentes propietarios; y si al hablar de ella, se hubiera acometido con la decisión necesaria, también se hubiese evitado que se propagase la idea del comunismo resultante del estado desesperado de la clase obrera, que se debate en la miseria creada por los propietarios al no labrar sus tierras con la intensidad y el cariño que lo hubieran hecho de no esperar tal Reforma. Tierras productivas hoy si se hubiese realizado con la prontitud que el caso requiere.
    Parece mentira que sean los representantes del pueblo quienes demuestren tan poco interés por cumplir aquel mandato olvidado  por el que fueron nombrados y que pasen tanto tiempo con discusiones estériles que a nada conducen”.


6 comentarios:

  1. Para romper un poco con la impronta revolucionaria que parece desprenderse de esta entrada protagonizada por Juan Pérez, y al hilo de las noticias suministradas sobre las reformas acometidas en la sede social de la sociedad La Armonía de Bujalance con el fin de dotarla de un hermoso salón teatro de butacas de enea, haremos alusión a un hecho verídico, anecdótico y humorístico protagonizado por el célebre Chusco (el carnavalero) en el nuevo local del Centro Obrero de Castro del Río de la calle La Palma inaugurado en mayo de 1933. Se celebraba una magna asamblea, presidida por José Dios, en la que se trataba sobre la actitud conjunta del sindicato ante uno de los numerosos conflictos del periodo. El hermoso salón estaba que no cabía un alma, hasta el extremo de que eran numerosos los asistentes que se hacinaban de pie en la trasera del mismo. El Chusco, que se encontraba entre los sufridores de a pie, con su mano permanentemente levantada permanecía impertérrito a la espera de que la presidencia considerara oportuno concederle el uso de la palabra. Llegado el momento José Dios pronuncio el típico: “tiene la palabra el peligroso compañero Chusco”. Su discurso: “Voy a ser breve compañeros; aquí lo que resulta evidente, lo prioritario es la falta de acomodo. Así que, permítanme que pronuncie un revolucionario “mas enea compañeros”, he dicho”.

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  2. Excepcional documento histórico la filmación muda del Congreso de 1931. Gracias por ayudarnos a reencontrarnos con nuestro pasado.
    Un desafecto de la política y del sindicalismo subvencionado del siglo XXI.
    J.L.

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    1. No hay de que, lo hacemos gustosamente. Es justo y necesario. No me tires de la lengua compañero, que entre quienes criminalizan la protesta y aquellos otros que pretenden beneficiarse de la desafección, andamos apañaos. De manera que nos limitaremos a lanzar un revolucionario grito de “Más Enea Compañeros”.

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  3. mi abuelo me comento todas esto que se comenta en estos articulos y me gustaria
    deciros que lo siguiente que vivio se lo dedico a su familia a partir del 1958 que fue
    cuando yo naci y murio con 98 años y tengo muchos gratos recuerdos de el.

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  4. La entrada ha sido reeditada a fecha de 29 de septiembre de 2014. Se incorporan informaciones procedentes del libro de La II República en Bujalance (1931-1936) de Rafael Cañete y Francisco M. Mejías, del que no disponíamos cuando la primera redacción. Se incluye ahora el PDF del folleto literario de 32 páginas “Lo que puede el amor” correspondiente a la colección de la Novela del Pueblo. Copia obtenida de los fondos que alberga la Biblioteca del Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca. Se puede descargar pinchando sobre el título. En un futuro cercano, cuando la familia pueda ir recabando testimonios orales y recopilando documentos y fotografías volveremos a retomar este trabajo. Por lo pronto les adelanto que escribió una segunda obre de teatro estrenada en Madrid y algunos libros de poesía. Estamos intentando localizarlos.

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  5. Muy interesante. Muchas gracias. Ahora que se van a cargar la Ley de Memoria Histórica es cuando más hay que divulgar estás informaciones e investigaciones.

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