Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

12 junio 2012

"El Puente Viejo sobre el Guadajoz durante el primer tercio del siglo XX"


     En los asentamientos humanos nacidos a orillas de un curso fluvial, caso de Castro del Río, los puentes juegan un papel clave. Además de por su función práctica (plataforma que facilita el paso y la comunicación), dotan de simbología e identidad a las poblaciones donde se ubican, Normalmente la heráldica municipal les suele reservar un lugar principal en sus escudos.

Escudo de Castro del Río en 1876

      En Castro del Río son dos los puentes que históricamente han permitido alcanzar la otra orilla del rio Guadajoz que la bordea, cuyas aguas proceden de la reunión de varios torrentes en las sierras de Priego y Alcalá la Real, con un curso de 80 kilómetros que atraviesa la feraz campiña para verter finalmente sus aguas sobre el Guadalquivir a uno cinco km. de Córdoba.
      Son los conocidos como Puente Viejo y Puente Nuevo, cuya fisonomía actual no tiene nada que ver con la originaria, ya que con motivo de las obras de encauzamiento ejecutadas por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía durante la década de los noventa del pasado siglo, con las que se ponía solución casi definitiva a las históricas arriadas, los técnicos no fueron capaces de encontrar formulas para preservar esas primitivas estructuras, que históricamente habían ejercido como tapón en las avenidas del rio, siendo ambas condenadas al derribo. Aunque dolorosa, la desaparición del Puente Viejo, al que se le arroga un discutible origen romano e inmortalizado en el famoso grabado del siglo XVII de Pier María Baldi, que mostramos en la cabecera, parecía estar justificada. Más discutible el derribo del Puente Nuevo que suscitó en su momento la protesta y el descontento de la ciudadanía.
      Recurriendo a unas fotografías excepcionales de 1915 (Fot. Castellá), que se prestan a una lectura historicista, intentaremos adentrarnos en los avatares históricos de estos puentes durante las décadas finales del siglo XIX y primeras del XX. De camino repararemos también en alguno de los famosos molinos e infraestructuras hidráulicas diseminadas a lo largo del cauce del rio a su paso por la villa.

El Puente Viejo

Portfolio Fotografíco de Castro del Río

       Su obra de fábrica ha sido históricamente castigada cuando la furia del agua ha hecho acto de presencia. Ya en la riada de 1881 sufriría daños de consideración, teniendo que ser remodelado.
     La histórica aspiración a un ensanche, que permitiera un tráfico más fluido, seria finalmente alcanzada en el año 1913, con el “liberal fernandista” Eduardo Criado y Caballero al frente de su Ayuntamiento. El acto de inauguración tuvo lugar el día de la Purísima, con la presencia del diputado del distrito Don José Fernández Jiménez, a quien, tal como era costumbre en aquel tiempo político, se le cuelgan todas las medallas por llevarse a buen término la ejecución del proyecto.

Diario de Córdoba 10 de diciembre de 1913

      Ésta imagen, tomada por Baltasar Castellá con un potente objetivo desde una de las torres del Castillo en el año 1915, es la más cercana de la que disponemos sobre el estado del puente tras aquellas reformas, a las que el corresponsal en la localidad del Diario de Córdoba ya le encontró algún pero en el momento mismo de la inauguración oficial:
     “Todo ha terminado lucidamente, el pueblo ha visto satisfecha la justa y antigua aspiración del ensanche del tan repetido puente, por el cual ya no marcharan ligadas personas y caballerías, pero a mi parecer, la verja o barandilla de hierro que a ambos lados figura adolece de dos faltas muy sensibles: una que es demasiado baja y la otra que parece algo endeble”.   

     La empresa encargada de ejecutar la reforma fue la de los “Sres. Eugenio Rivera y Cía.”. A título meramente anecdótico y por paisanaje, menciono que también estuvo presente en aquel acto inaugural un hijo de Porcuna, el comandante de infantería e ingeniero don José Gallo García de Linares, vinculado por aquel entonces a la Compañía de Aguas la Salud de la que era director gerente el prohombre local del partido liberal fernandista, el abogado, propietario y músico don Francisco Algaba Luque. José Gallo fue concesionario del abastecimiento de aguas de Castro del Río allá por el año 1909, antes de de que se constituyera la nueva sociedad en la que terminaría finalmente integrándose junto a su hermano José Julián Gallo (el criador del famoso galgo Pacheco de Julio Romero de Torres) y otros señores (el bursavolense Antonio Zurita Vera y los loperanos Florencio y Cecilio Rodríguez Criado).

Sobre la denominada Casa del Agua en Castro del Rio
     Poco iba a durar el inmaculado estado de este puente tal como se aprecia en la fotografía, ya que en la descomunal riada del año 1917 (véase Riadas del Guadajoz)  volvería a sufrir nuevos desperfectos. Según las crónicas, resultarían seriamente dañados o destruidos cuatro de sus ojos de tres metros y medio de luz.

    Una fotografía extraída de una colección de postales de los años 30 (un total de 12 con un sello con pajarito en el margen inferior derecho) nos permite conocer como su fisonomía se mantiene prácticamente idéntica. En el año 1924, una nueve riada de menor envergadura que la de 1917, volvería a castigar la fábrica del puente.
      Las barandas más altas, demandadas por aquel corresponsal de prensa, no llegarían hasta un postrero momento.

Década de los 80 del siglo XX
Próximamente: "El Puente Nuevo"

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