Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

28 septiembre 2013

LA FUENTE DE SAN ROQUE



    Primera fuente de agua destinada al consumo de la población de Castro del Río ubicada en un espacio abierto extramuros al que terminará dando nombre: “Llano de la Fuente”.
    No hemos sido capaces de dar con las fuentes necesarias con las que fijar su datación exacta o aproximada. Por los sencillos elementos arquitectónicos que la conforman, y especialmente por ese frontón partido que corona la hornacina del Santo, podríamos encuadrarla dentro del estilo barroco (siglo XVIII), aunque debió verse afectada considerablemente su factura original durante las obras emprendidas a raíz de la primera traída de aguas al municipio iniciadas durante la I Republica.
    Nos ha llamado poderosamente la atención el número de fuentes existentes bajo la advocación de San Roque diseminadas por las diferentes villas y ciudades de la geografía hispana.  La popularidad de San Roque, conocido por su faceta de protector de los animales, obedece mayormente a su intercesión a la hora de librar a las poblaciones de epidemias y contagios. De ahí su asociación al agua y a las fuentes, cuya insalubridad solía ser factor determinante en la propagación de las mismas.
    Presuponemos que el agua de la Fuente de San Roque debía de proceder en un principio de pozos y aljibes situados en la parte alta de la población que llegaban hasta la misma a través de sencillas conducciones aprovechando el desnivel del terreno. Su caudal debió ser parco e insuficiente como para cubrir las necesidades de agua potable de la población, que tenía que recurrir a fuentes como La Higuera (camino de Doña Mencía) o La Minguilla (camino de Bujalance). Son éstas las que aparecen relacionadas en el artículo del Diccionario de Pascual Madoz (1846-1850), en el que, pese a su exhaustividad informativa, no hay mención alguna a la fuente de la que nos venimos ocupando.

Fuente de la Minguilla

   Por los extractos de las actas capitulares recogidos en el trabajo de Francisco López Villatoro (La Villa de Castro del Río 1833-1923) conocemos que las autoridades municipales republicanas en 1873 compraron al “Conde de Zamora” la fuente de La Higuera y dos fanegas de tierra colindantes al objeto de abordar la traída de aguas hasta la población para evitar esos largos desplazamientos que tanto la encarecían. Se allegaron fondos a través de un arbitrio especial sobre el trigo y el aceite.



     Será una sociedad titulada “La Productora” la encargada de acometer tal empresa. Los trabajos técnicos fueron llevados personalmente por su director gerente don Santos María Pego. El plan inicial contemplaba hacer llegar el agua a través de dos tuberías diferentes. Una procedente de la fuente de La Higuera, que había de llevar el agua hasta unos surtidores ubicados en Llano de la Iglesia, y otra, procedente de la Vereda de la Moza que llegaría hasta la Plaza de la Republica, recogiendo el sobrante el Llano de la Fuente.
     Aunque iniciados los trabajos a finales de 1873 y proyectada su conclusión para finales de 1874, incumplimientos en los pagos por parte de la corporación y desavenencias con la empresa retrasaron su realización definitiva hasta el año 1877. Por economías se descartaron los anteriores emplazamientos, llegando el agua a través de una sola tubería hasta la Fuente de San Roque.
    El 8 de diciembre de 1877, a las cuatro y media de la tarde, las aguas llegaban por primera vez a su destino. El acto inaugural estaría revestido de una especial solemnidad festiva:

Aguas

    “El día 8 entraron en Castro del Río las destinadas al abastecimiento de aquella  población, alumbradas y conducidas a ella desde cuatro mil seiscientos metros de distancia por nuestro amigo Don Santos María Pego, a las que se agregarán en breve nuevos alumbramientos de La Higuera y Vereda de la Moza. Al acto de inauguración asistió el clero, el municipio y un inmenso gentío, en el que se hallaban representadas todas las clases de la sociedad. Se bendijeron las aguas al empezar a brotar por los grifos vasculares de que está dotada la fuente, y hubo músicas, cohetes, cucañas y una fuente de vino con la que el ingeniero obsequió al vecindario, pronunciándose un discurso alusivo al caso por el Teniente de Alcalde don Juan Rafael Romero. De la Fuente de San Roque, que así se llama, salía agua a borbotones, causando las delicias de aquellos vecinos, viéndose  el entusiasmo reflejado en todos los semblantes, efecto sin duda de verse libres de tan onerosas cargas que sobre ellos pesaban.  Al dar la enhorabuena al pueblo de Castro la damos también a su Ayuntamiento por haber llevado a feliz término la obra empezada hace algunos años, y muy particularmente a nuestro amigo el Sr. Pego, quien con tanto acierto y diligencia supo alumbrar las aguas y conducirlas a la población”.


(Diario de Córdoba 14 de diciembre de 1877)
    El venero de vino costeado por el Sr. Pego debió secarse esa misma tarde, mientras que los prometidos nuevos alumbramientos jamás llegaron y los pozos destinados al suministro de la fuente de San Roque bajaron pronto su nivel mostrándose insuficientes para el suministro urbano.
    A destacar ciertas normas de cortesía imperantes entre la clase política de la época. Como la traída había sido iniciativa de la corporación municipal republicana presidida por Don Tomas del Rio Luque, el encargado de dar el discurso protocolario en el acto oficial de inauguración fue Juan Rafael Romero, teniente de alcalde y concejal perteneciente a la minoría demócrata republicana.
     En el recorte de la fotografía de Baltasar Castella (1915), que utilizamos como ilustración en la cabecera, se aprecia perfectamente una especie de depósito abovedado para almacenar las captaciones de aguas, que desconocemos si pertenece a ese proyecto o si fue ejecutado con posterioridad por la Sociedad Anónima La Salud, concesionaria del abastecimiento de aguas potables al municipio a partir de 1912.

Santos María Pego y Díaz (1834-1905)


   El dadivoso ingeniero e inventor del artefacto vinatero que sirvió para festejar la traída de aguas a Castro, Santos María Pego y Díaz, era un gallego natural de El Ferrol instalado con negocios en Córdoba a partir de 1867. Su profesión original fue la de guarda de faro, que desempeño primero en Cádiz y con posterioridad en el archipiélago canario, donde dejó su impronta como fotógrafo. Su formación técnica la suponemos autodidacta. Autor de numerosos ingenios y patentes industriales. Cuando desapareció La Productora se dedicó a la explotación del negocio de la sal. Concretamente en el término de Castro del Río explotó las salinas del cortijo de Doña Esteban.
    Sobre la suerte final de la desaparecida fuente de San Roque dispongo de algunas noticias difusas en mi cabeza que me remiten a un emplazamiento festivo de la localidad donde al parecer estuvieron apiladas sus piedras durante largo tiempo tras ser desmontada. Sería de agradecer la colaboración de los castreños en apartado de comentarios para clarificar esta cuestión.

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