Espacio abierto dedicado al estudio de las historias locales de los municipios de Castro del Río (Córdoba), Porcuna (Jaén) y Motril (Granada), así como sus adyacentes. Recomiendo la utilización del apartado de comentarios para aportaciones, consideraciones, críticas o rectificaciones. De igual manera, está disponible para quienes deseen colaborar con la publicación de artículos o aportando documentos, sobre cualquier tema de carácter histórico relacionado con dichas poblaciones.

14 septiembre 2011

Feria Real de Castro del Río durante la segunda década del siglo XX.

Dibujo de Navajas del Río

    El año pasado, en vísperas de la Feria Real de Castro del Río (16, 17 y 18 de septiembre), elaboré una entrada en la que la exhaustividad informativa desplegada por un antiguo corresponsal local de la prensa provincial, me resulto de gran provecho para presentar cómo se divertían castreños y castreñas durante su feria en aquella primera década del siglo XX. El mérito es única y exclusivamente  del prolífico, activo e ingenioso, reiteradas veces mencionado y utilizado, José María Jiménez Carrillo.
    Para este nueva edición del ciclo festivo y vital, me había planteado realizar una entrada similar, pero tomando como referente la segunda década (1910-1920). La baja en la corresponsalía del joven José María Jiménez Carrillo, que tuvo que dejar su pueblo por motivos laborales (ganó unas oposiciones a Secretario Judicial), la percibiremos ostensiblemente. Ni Juan R. Cubero, que le sustituye en el Defensor, ni el inestable (aparece y desaparece) Antonio Pérez López Toribio para el Diario de Córdoba, llegan entre ambos, ni a volcar la décima parte de lo que nos transmitiera aquel. Por poner sólo un ejemplo, las temporadas teatrales, de las que nos tenia José María informados al dedillo, éstos las ignoran por completo. Poco o nada sabemos sobre aquellas últimas temporadas del Teatro el Dante o primeras del Cervantes.
    Aunque la información es exigua comparativamente, ya que me he tomado la molestia de buscarla y localizarla, intentaremos volcarla, estructurarla y estrujarla en la medida de lo posible.
    Las primeras noticias que tenemos son del año 1912 y hacen referencia a las tres corridas de novillos lidiadas por el diestro madrileño Frutitos durante la feria de ese año en el patio de armas del Castillo, habilitado una vez más como coso taurino (ver festejos taurinos).



    Da la impresión de que la feria pasa por cierto letargo o decaimiento, especialmente la de ganado, de ahí, que el propio Ayuntamiento opte por publicitarla en la prensa provincial con el propósito de reactivarla:



UBICACIÓN

    Se produce algún cambio con respecto a la década anterior. La feria de ganado mantiene su tradicional emplazamiento en la ribera del rio Guadajoz, por la disponibilidad de pastos y abrevaderos. El hermoso y arbolado paseo de la calle los Molinos y la Dehesilla de los Tejares, al otro lado del puente, se convierten a partir de 1913 en lugar idóneo para la instalación de tiendas de bebidas y cafés portátiles con los que amenizar, aderezar y cerrar las transacciones de ganado, que se caracterizaban por un especial derroche de bebida y comida (origen de la actual feria de día), así como para la instalación de casetas de baile y buñolerías con las que ambientar la fiesta durante la noche.

Dibujo de Navajas del Río

     En el año de 1918, a raíz de celebrarse la feria, por primera vez, en honor de Nuestra Señora de la Salud (Patrona de la villa), se intenta recuperar su original localización en la calles Pozo y Virgen de la Salud, aunque no termina de prosperar la propuesta del concejal y corresponsal  del Diario de Córdoba, Antonio Pérez López Toribio.



      La feria ubicada en las proximidades del rio, tenía el serio inconveniente y contratiempo de la lluvia o tormentas de verano, como la descargada el año de 1913:
     ”Desde la víspera hasta el segundo día, no descanso un momento la pertinaz lluvia, que aunque ha favorecido algunas labores del campo, ha deslucido mucho los festejos que estaban anunciados.
    Ya el tercero, y después de mandar limpiar nuestro señor alcalde, calles adyacentes y paseos de la feria, empezó a afluir público que aumento bastante durante la noche".

BAILES DE SOCIEDAD

   Se mantiene el binomio de bailes aristocráticos y populares de la década anterior.
   La tradicional jota castreña se siguió bailando en la caseta del Círculo de Recreo de Artesanos hasta 1914. Su modesta economía sólo le permite, a lo sumo, ofrecer bailes durante uno de los días de Feria. En 1915 se extinguiría definitivamente esta sociedad, cuyos orígenes se remontan al año 1876, y que fuera ya pionera en la década final del XIX, contribuyendo considerablemente al realce de la feria con la instalación de su popular caseta.
   Desaparecidas sociedades y círculos de recreo como el de la Amistad o la Unión, presentes con sus coquetos pabellones y aristocráticos bailes en el Real durante la primera década, será la patronal agraria, aglutinada en torno al Circulo de Agricultores o Labradores, la encargada de cubrir ese vacío. La sociedad Circulo Liceo nacida en 1910 no me consta que montará caseta durante la feria. La primera noticia sobre la instalación de la famosa tienda del Círculo de Labradores es durante la feria del año de 1913. Su alma mater y promotor principal, el ex alcalde Antonio Navajas Moreno “Barbitas de alambre”.
    Prácticamente se ignora todo lo relacionado con el baile de Artesanos y la única información que trasciende es la relacionada con las gentes de tiros largos:



    “En la Caseta de Artesanos sólo hoy ha habido baile, que resulto muy animado. Son la una de la madrugada. La feria está desierta. Todo en silencio. En la soledad de la noche y a lo lejos, llega a mis oídos el rumor de un pelotón “aristócrata”, sal femenina, que regresa del baile comentando sus peripecias…” (1913).
    “Los bailes de sociedad en la caseta de Agricultores, se han visto muy animados hasta altas horas de la noche, habiendo tenido la ocasión de apreciar caras de ángeles y preciosas toilettes” (1915).

Pelotón aristócrata del bello sexo



Del sexo fuerte


    En algún recorte de prensa de los que he manejado, se menciona la organización de bailes públicos. Imagino que estos tendrían lugar improvisadamente en torno a los conciertos o actuaciones de la Banda Municipal de Música en el Real en horario vespertino y nocturno.


REVOLTOSA Y REVOLTOSOS

    La Revoltosa de Ruperto Chapí, era una de las piezas que llevaba entre su repertorio la compañía de zarzuela y opereta dirigida por el señor Sandoval, contratada para actuar durante la Feria Real del año 1918 en el Teatro Cervantes de Verano: “Espectaculares llenos, en particular, durante los tres días grandes ”.



    Ese mismo año de 1918, cuando la cuestión social comenzaba a agitarse, revoltosos, de presumible filiación anarcosindicalista, aprovechándose de la nocturnidad  y de la desguarnecida guardería rural, aparecen como presuntos responsables del fuego devorador del que son afectados los almiares de paja de los cortijos de Huesa la Alta, la Aldea y Velasquitas. Don Antonio Navajas Moreno, presidente del Circulo de Agricultores, y labrador del primero de los mencionados, le tocaría durante esa feria poner de manifiesto, una vez más, su gallardía ("barbitas de alambre") al frente del dispositivo de extinción de incendios del que era máximo responsable.
    Justo inmediatamente después de la feria, los obreros agrícolas de Castro del Río se declaran en huelga, en demanda de mejoras salariales para las labores de invierno (se pide un jornal de 20 reales “a seco” o de 15 con comida).



DAÑOS COLATERALES

     Amigos de lo ajeno fueron quienes durante la feria de 1916 retiraron, sin ser advertidos, varias caballerías del cortijo del Cuadradillo.
     El espectacular vuelco protagonizado, esa misma feria, por el coche correo de Castro del Río a Baena, en el sitio de la Dehesilla, con el balance de dos heridos (un baenense y un menciano) y resultando ileso su conductor. Los heridos fueron atendidos por los doctores don Mariano Fuentes y don Pedro Fernández.



     Bastante caro le salió el hospedaje ofrecido por José López Millán a un forastero durante la feria de 1920. El huésped desapareció de improviso, llevándose dos trajes, un mantón de manila, unos zarcillos, un alfiler de oro, 20 pesetas y una browing.
    De daño gustoso, festivo y familiar podemos calificar el ocasionado durante la feria del año 1920 en la despensa de los familiares del recién investido canónigo de la Santa Iglesia Catedral de Córdoba, Andrés Caravaca Millán, arcipreste que era de la ciudad de Cabra. Quiso éste, antes de fijar su residencia definitiva en Córdoba, pasar unos plácidos días con sus hermanos y su tío Diego Millán Doncel (párroco de Santaella), venido ex profeso.

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